Biden promete paz y multilateralismo en la ONU a unos aliados escépticos
Las relaciones entre EEUU y Europa están bajo mínimos por la retirada de Afganistán y el pacto militar Aukus
¿Quién tiene más poder, una pizzería o la ONU?
Desde hoy, sabemos la respuesta. Esta mañana, Naciones Unidas ha decidido no aplicar sus propias normas y dejar que el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, abriera la Asamblea General de la organización sin estar vacunado contra el Covid-19. Por el contrario, el domingo por la noche, una pizzería de Manhattan había tenido más poder que la ONU, al negarse a permitir que Bolsonaro consumiera una pizza dentro del establecimiento sin estar inmunizado contra el Covid. El presidente de Brasil insiste en no vacunarse alegando que, como ya pasó el Covid-19, es inmune.
La revelación de que el Ayuntamiento de Nueva York tiene la voluntad de cumplir sus normas, al contrario que la ONU, fue solo uno de los elementos que apuntan a la disfunción de esta Asamblea General. Igualmente significativo fue el discurso del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que siguió al de Bolsonaro.
Biden prometió multilateralismo en un momento en el que las relaciones entre EEUU y Europa están bajo mínimos por la retirada de Afganistán y el pacto militar Aukus entre Estados Unidos, Australia, y Reino Unido. Al mismo tiempo, dio a entender que no quiere una Guerra Fría con China pese a que el Aukus está destinado a frenar la expansión de esa potencia y a que celebró el refuerzo del Quad, es decir, la otra gran alianza anti china promovida por EEUU, en la que también están Japón, India, y Australia. Su mensaje confirmó la idea de que la política exterior de Biden es como la de Donald Trump, solo que sin los insultos.
El presidente de EEUU dedicó una gran parte de su discurso a la lucha contra el cambio climático, aunque EEUU todavía no tiene un plan para tener ‘emisiones cero’ en 2050, como había prometido durante la campaña electoral. E insistió en la importancia de la vacunación mundial contra el Covid-19, aunque Estados Unidos es, con diferencia, el país en el que la inmunización va más lenta, con un 53,5% de la población vacunada frente al 81,5% de Portugal o el 76,1% de España.
El presidente estadounidense alardeó de las vacunas que su país está donando a países en vías de desarrollo, pero no dijo que muchas de esas dosis son enviadas al extranjero porque los estadounidenses no quieren inmunizarse. Eso se debe a que los simpatizantes de Donald Trump han aceptado todo tipo de teorías conspiratorias, incluyendo la de que el Covid-19 es mentira. Uno de cada 500 estadounidenses ha muerto por el virus y la cifra de fallecimientos es de unos 1.500 diarios, lo que supone un descenso de apenas el 66% en relación a los peores momentos de la pandemia, en enero.
Algunas de las frases de Biden podrían haber sido extraídas directamente de un discurso de Trump, como cuando dijo que “por primera vez en veinte años, Estados Unidos no está en guerra”, o que “no estamos buscando una nueva Guerra Fría, ni un mundo dividido en bloques”. Otras veces se situó más en la tradición de la política exterior de Estados Unidos desde la Segunda Guerra Mundial, en abierta ruptura con Trump. Ése fue el caso de su proclamación de que “hemos reconstruido la OTAN”, una frase que el propio Biden se encargó de dinamitar a conciencia una hora y media después cuando afirmó que “Estados Unidos no tiene un aliado más cercano ni fiable que Australia”.
Biden se congratuló por el regreso de Estados Unidos al Acuerdo de París contra el cambio climático y a la Organización Mundial de la Salud, y anunció el inicio de “una era de diplomacia incansable”. Sus referencias a China fueron mucho más veladas que las de Trump, pero no más favorables, ya que mencionó las violaciones de los derechos humanos de la minoría musulmana de ese país de Xinjiang. Sí hubo un cambio obvio de política en Oriente Próximo, donde Biden apoyó la creación de un Estado palestino, si bien reconoció que ese objetivo “está lejos”, e insistió en que quiere un acuerdo nuclear con Irán, aunque dejando claro que EEUU no acepta que ese país tenga armas nucleares.
Fue, así, un discurso poco o nada memorable. De hecho, la atención estaba focalizada en la reunión que Biden iba a tener con el primer ministro británico, Boris Johnson, siete horas más tarde, y de la que podrían salir nuevos acuerdos de cooperación militar, para desesperación de Francia. Biden podrá decir que “estamos en el amanecer de una década crucial para la humanidad”, pero sus palabras en la ONU no apuntaron a ningún cambio en el mundo.
Fuente: El Mundo